viernes, octubre 22, 2010


Cronica CrackBangBoom Día 1

En el primer día, en la convención estuve ausente. Pero eso no quita que no haya vivido toda clase de aventuras.
Así fué que ayer, jueves 20 de octubre, no era el mejor para emprender un viaje. Ninguna clase de viaje. Los accesos al centro estaban cortados desde temprano, y mi bus partía a las 15 desde retiro. La unica solución era llegar a la terminal de omnibus en remís, y el remís, para llegar a tiempo (aún saliendo dos horas y media antes) tuvo que dar vueltas por todas partes. No importa. Llegué a tiempo, tomé el micro, y salí, rumbo a la aventura.
El viaje se desarrollo sin contratiempos, salvo por una vaca que estaba muerta.
Llegué a la ciudad de Rosario a las 19 horas, justito, tal cual estaba planeado. Y aquí es donde comienza la verdadera Odisea: Conseguir un hotel donde dormir.
Busqué primero en aquellos que tenían cartel luminoso. Todos estaban completos, por que habia una puta convención nacional de sicología y todo estaba lleno de sicologos con barba fumando pipa. Pero no me importó por que cobraban muy caro.
Es sabido que cerca de todas las estaciones de tren, hay un hotel para "buscas". Un hotel para aquellos que vienen a trabajar, a hacerse una changa, a vender en el tren, en la calle, o en algun evento raro (como este al que voy yo). Así que me tomé un colectivo, el 120, hasta la estación de tren, convencido de que iba a encontrar pronto alojamiento.
Cuando subí, le pregunte al colectivero si me dejaba en la estación, y me respondió que si, que me quede tranquilo, que él me avisaba, que no me haga problema. Por eso me senté y me dediqué a observar el paisaje. Una hora despues me dí cuenta que el colectivero se olvidó de avisarme. Cortesmente me acerqué y le pregunte cuanto faltaba para la estación. Me miró. Se asustó (mis rulos asustan) y me pidió disculpas, me dijo que no me preocupe, que a pesar de que era la ultima vuelta me alcanzaba hasta la estación. Cumplió su palabra, y me dejó a una cuadra, pero media hora después.
Ya era de noche, cuando llegué a zona hotelera de la estación de tren, donde además están todas las putas. ¡Pero los hoteles salían mas caros ahí que en la terminal de omnibus!
Sin embargo, hay un callejon. Y al fondo del callejón una luz. La luz era un hotel. El "hotel Río".
Me acerqué temeroso caminando entre las sombras, cargado de bolsos. Creo que si no me asaltaron fue por que gracias a mis rulos, mis grandes bolsos colgantes, mi barba, y mi porte recio y varoníl, mi aspecto resulta amenazador por las noches. Si. me parecía al viejo de la bolsa y los niños huían de mí.
Pero en el hotel habia habitación. Eso fué una buena noticia. El precio de la habitación también fué otra buena noticia, costaba menos de la mitad que cualquiera de los que habia visto hasta entonces. Así que pedí un cuarto, y la señora me dió la habitación numero 2. "¿Le parece bien?" preguntó. Yo le contesté "Si. Mientras no sea la habitación embrujada, está bien". Y ella respondió a esto: "Ah. Entonces te cambio a la 20". Y así fué como conseguí alojamiento.
Luego de eso, un sanguche y una cocacola, y a dormir.